Y me dan por la cabeza... y al momento ni me acuerdo.
Sigo mansa, sigo lerda, siempre igual.
Convencida y obstinada en el bien y la nobleza.
¡Y me dan por la cabeza, y me la vuelven a dar!
Yo no sé si esto es sublime, yo no sé si soy un tonta,
siempre lista, siempre pronta a entregarme a los demás...
A confiar en los amigos, a creer en los amores,
y en los peces de colores y ¡en la Paz Universal!
¡Qué buena fe...!
Que Dios me ha dao.
¿Y para qué?...
Me han estafao.
Estoy más sola que un buzón en una esquina,
más aplastada que una sardina...
¡Decime, che!... ¿De que sirvió?...
La buena fe que Dios me dio.
Ya no sé si me quisieron, pero cuando quise mucho
me pasaron el serrucho... ¡Qué maldad!
Cuando más necesitaba esa luz de la ternura,
me dejaron bien a oscuras masticando soledad.
Y lo mismo no escarmiento, si me engañan yo no miento
pero a mí me hacen el cuento del amor y la amistad.
Y por eso de cariño, tengo secos los bolsillos...
y una marca en el orillo de gilita nacional.